Bienvenidos.

En primer lugar, me gustaría dar la bienvenida a todo aquél que por una razón u otra haya acabado en este blog. Vuestra imprudencia será recompensada.

Pero, ¿cuál es el objetivo de este blog? ¿Sobre qué va a tratar?

Muy sencillo. Este es un blog dedicado a mi relación con la lectura a lo largo de los casi 20 años que he vivido. Los libros han sido una parte esencial en mi vida: una forma de evasión cuando parecía que todo estaba perdido. No es posible equiparar el placer de la lectura a ningún otro. La posibilidad de entrar en otro mundo a través de las páginas de una novela siempre me ha parecido una de las mejores experiencias que existen, y a quien no se atreva a probarlo, yo le diría: "¿por qué vivir solo una vida cuando puedes vivir cientos?"

Para compartir mi pasión por la lectura y con el objetivo de animar a muchos otros a desarrollarla, cada semana leeré un libro y publicaré una breve reseña/análisis en la que analizaré los aspectos más destacables de cada novela.

Pero la cosa no queda ahí. Habrá entradas especiales cada determinado tiempo en las que, además del libro que corresponda a esa fecha, os hablaré de determinadas obras que me han marcado profundamente como lector.

Además, cualquier evento cultural que acontezca en mi ciudad de residencia (Madrid) y del cual pueda formar parte, también tendrá su pequeño hueco en este blog.

¿Estáis preparados para dejar volar vuestra imaginación? Bienvenidos a "Pájaros de Papel".

SCHNITZLER, Arthur "La señorita Else"

"La señorita Else" es un relato breve de Arthur Schnitzler publicado en 1924 que narra la historia de una mujer que, como consecuencia de las convenciones de la sociedad, se ve obligada a realizar un acto denezlable. Al final del relato, el lector descubrirá cómo Else prefiere optar por el suicidio antes que ceder a las perversiones sociales.

Estamos, por tanto, ante un relato que contiene una importante crítica a la sociedad del momento. Para entenderlo en su plenitud, es necesario remontarse al tiempo y lugar en el que transcurren los acontecimientos. "La señorita Else" se enmarca en el periodo de decadencia del imperio austrohúngaro, momento en que comienza a extenderse la reformulación de la idea de género. La mujer ya no acepta su posición en la sociedad como mercancía y opta por no resignarse a esta idea.
Éste es el punto alrededor del cual se desarrolla el relato de Schnitzler. Else, una joven refinada y presumida, se encuentra en una encrucijada cuando, a raíz de los problemas económicos de su padre se ve obligada a pedir dinero al señor von Dorsday, viejo amigo de la familia. Éste decide que sólo le dará el dinero si le permite verla desnuda. Ante tal proposición, Else queda completamente aturdida, siendo sus pensamientos respecto a este asunto la base sobre la que se construye el relato.

La repulsión que tal acto le provoca supone una ruptura respecto a la anteriormente mencionada concepción de mujer como mercancía. A lo largo del curso de los pensamientos de Else, la sumisión de la mujer al hombre queda puesta en entredicho. Algo que en un principio parecía lo más natural del mundo (incluso para un lector de nuestro siglo) como consecuencia de la naturaleza de las convenciones sociales de la época, comienza a verse de una forma repulsiva y anormal ante los ojos del lector que se introduce de lleno en los pensamientos de Else. Sus constantes contradicciones y desvaríos no hacen sino acrecentar la sensación de que tal situación es completamente superior a ella y que la está consumiendo por dentro.

El estrecho vínculo que se establece entre el lector y Else permite que éste llegue a empatizar con ella de tal manera, que tanto su muerte social (el momento en que entra desnuda a la sala de música) como física, van a suponerle un tremendo impacto y desolación al constatar el hecho de que la sociedad ha sido la causante de su suicidio. Esto implica que tanto Else como el propio lector son en cierta manera culpables de su desgracia por la aceptación de convenciones que son sencillamente inhumanas.

Destaca por otro lado el uso de la primera persona como mecanismo de defensa ante un entorno amenazante, siendo ésta una tendencia muy propia de la literatura de finales del s. XIX. Las mujeres sienten la sociedad como un mundo hostil e injusto, en el que la humillación y denigración están a la orden del día. Vemos por tanto que el concepto de humillación (o puesta en duda del concepto de honorabilidad) está íntimamente relacionado con la sociedad. Else no tiene la capacidad de rebeldía que podría darse en la época actual ante tal situación, y es por eso que contempla el suicidio como única salida.

Personalmente, todo este trasfondo que "La señorita Else" esconde tras sus páginas ha conseguido fascinarme sobremanera. No solo estamos ante una potente crítica de la sociedad del momento, sino también ante una historia atrapante, opresiva y, para qué negarlo, endiabladamente entretenida. Se trata de un relato abstracto y etéreo por un lado, pero que al mismo tiempo se caracteriza por una exquisita ambientación y su riqueza en detalles. Además, en su factura no entra lo convencional, resultando sorprendente su originalidad en determinados recursos estilísticos. Por ejemplo, en un momento de la obra sorprende la inclusión de un par de pentagramas musicales correspondientes al "Carnaval" de Schumann. El carácter frenético de estos compases realza la fugacidad, excitación y furia del momento que tiene lugar en el relato. La frescura y originalidad de esta innovación supone una sorpresa en el lector y hace, si cabe, más impactante el final de la obra.

Estamos, por tanto ante una obra de gran interés histórico, que destaca por su capacidad para incitar al lector a la reflexión sobre aspectos que rigen nuestra sociedad y que, por su carácter usual, solemos obviar.


STEIN, Gertrude. "Autobiografía de Alice B. Toklas"


Lo primero que es preciso decir de este libro es que el título es engañoso. No es la biografía de Alice Toklas, sino de Gertrude Stein, escritora y poeta estadounidense. La narradora es Alice Toklas aunque casi siempre esté hablando de Gertrude Stein.

Aquellos lectores que tienen la costumbre de ver el final antes de tiempo leerán: “No parece que estés muy decidida a escribir tu autobiografía [dice Gertrude a Alice a quién había animado a contar su vida]. Bueno, pues ¿sabes qué voy a hacer? La escribiré yo”

El libro abunda en anécdotas, retratos y reflexiones que presentan la vida artística y literaria en París durante el primer tercio del siglo XX (Stein había llegado por primera vez a París en 1903) y que tiene su centro en el estudio de Gertrude de la rue de Fleurus, número 27, donde todavía hoy se puede ver una placa  en la fachada, a la derecha de la puerta de entrada, que lo recuerda. Allí se reunían diariamente artistas y escritores del resto de Europa y de América, y allí Alice conoció a Gertrude el primer día que llegó a Paris en 1907. En adelante siempre vivieron juntas.

Toda la “avant-garde” en París aparece en su casa. Matisse, Cézanne, Apollinaire, Juan Gris, Picasso, Braque, Rousseau, Delaunay, Picabia…  hasta el escultor Manolo, un “español raro” amigo de Picasso. A todos compra cuadros (también ellos le regalan obras)  y de esta época es su famoso retrato hecho por Picasso, sin ninguna duda el pintor a quien más tiempo dedica en el libro. Gran amigo suyo habrá una época en que dejarán de hablarse por la dedicación y el apoyo de Stein a Juan Gris, muy desfavorecido y siempre viviendo con estrecheces económicas, y por quien Picasso no sentía ninguna simpatía.

Numerosos escritores europeos y americanos, como Hemingway, Mildred Aldrich, T.S. Eliot, Ezra Pound, Tristan Tzara, Fitzgerald (de quien, después de leer “A este lado del paraíso”, dirá que sus “obras serán leídas cuando muchos de los más famosos escritores que fueron sus contemporáneos hayan dejado de ser leídos”), músicos como Satie, bailarines como Nijinsky, Isadora Duncan… de todos se habla en el libro.

Un hecho importante para ellas es la Gran Guerra que, inevitablemente, las llevará, como a toda Europa  a otra vida muy distinta. En el libro se habla del desconcierto ante la noticia de su inicio; de cómo pasan buena parte de ella en España (Mallorca), donde ya habían estado antes (en Ávila, Madrid, Cuenca, Barcelona:“fuimos a España varias veces y cada ve me gustó más”)  y de la participación  de Gertrude Stein, conduciendo su peculiar Ford, en la entrega de la ayuda del Fondo Norteamericano para el pueblo francés.

Durante los casi 30 años que vivieron juntas viajaron mucho por Gran Bretaña, la Provenza, España, el sur de Francia, Italia, casi siempre alojándose en casa de amigos y conocidos.

En el párrafo anterior a aquel donde Gertrude manifestaba su intención de escribir la autobiografía de Alice, le hace decir a esta  “soy una buena ama de casa, soy una buena jardinera, hago muy bien las labores de punto, soy una buena secretaria, una buena editora y sé cuidar perros…” En efecto, mientras Gertrude leía y escribía continuamente, da la impresión de que Alice se ocupaba de todo. Llegó hasta convertirse en editora de las obras de Stein, al no encontrar a nadie que fuera capaz de atreverse a publicar unos textos personalísimos, con un estilo muy peculiar y difícil de desentrañar su significado. Escribía más de lo que le publicaban y su exigencia como escritora no le permitía bajar el nivel ni adaptarse a lo corriente. Se negaba a que pusieran comas a sus textos para hacerlo más “vendible”. Ella decía “escribo para mí y los desconocidos” [que le entendieran].

A Gertrude Stein se la recuerda por  “una rosa es una rosa es una rosa es una rosa”. Alice [Gertrude] dice que fue ella quien lo descubrió en uno de los manuscritos de la autora e insistió en que “lo pusiera a modo de lema en el membrete de sus cartas, en los manteles y en todos los sitios en que Gertrude Stein me permitiera ponerlo. Y estoy muy contenta de haberlo hecho”

Alice Toklas llegó a escribir su autobiografía, “Lo que se recuerda”, publicada en 1963. Mary Cantwell , esposa de Robert Lescher, agente literario de Alice, la recuerda en su libro “Érase una vez Manhattan” frágil y quisquillosa con la comida, católica devota, “como solo puede serlo una conversa”· Aunque murió en 1967 el libro que estamos comentando acaba en 1946, año de la muerte de Gertrude Stein.

Lo más sorprendente de esta “autobiografía” es su importancia como documento histórico que representa de una manera fiel y veraz los círculos más influyentes del París de comienzos del XX. Trata de forma cronológica el progresivo ascenso de Stein en la escala social, además de la manera en que ésta articula sus acciones en torno a una vida absolutamente dedicada al público.
Stein niega la posición de la mujer de la época y decide adoptar el papel del hombre. El desfile de celebridades que tiene lugar en su casa día tras día parece no tener fin, y la autobiografía refleja de forma certera su actitud “de cara a la galería”.
Pero en la postura que adopta Stein está también implícita la reivindicación de un modelo femenino alternativo al propugnado por la sociedad, en la que la mujer quedaba relegada al espacio doméstico. Stein se rebela contra esto y adopta una actitud notablemente masculina que está presente tanto en sus acciones (el papel tan importante que ejercía en espacios normalmente dedicados al hombre) como en su propia escritura (adopta una práctica muy propia del hombre, que es la de ser engreído, la postura del pavo real, cuando la mujer siempre viene asociada con la modestia y el recato).
El carácter de Stein, así como sus círculos más habituados, su relación con B.Toklas y su amistad con Pablo Picasso (excepcionalmente tratada en la obra) fueron representados cinematográficamente, si bien de forma breve, por Woody Allen en “Midnight in Paris” (2011).

El valor de la autobiografía de Alice B. Toklas como documento representativo de una época puede aplicarse de la misma forma al film de Allen, en el que el director expone su visión de aquellos años de una forma certera y con algún tinte surrealista. El desfile de artistas del París de la primera década de los XX  puede equipararse al presente en la obra de Stein, además de suponer una magistral guía para todo aquel que tenga intención de iniciarse en el arte modernista.

Interpretada por Kathy Bates, el personaje de Stein está presente en pocas escenas, pero la inteligencia, influencia y brillantez que desprende en su “Autobiografía de Alice B. Toklas” ha sido captada a la perfección.

BRECHT, Bertolt. “La resistible ascensión de Arturo Ui”.



Quizás lo más destacable de esta breve obra del dramaturgo alemán Bertolt Brecht sea su concepción como transposición de la historia del ascenso de Adolf Hitler a una lucha de gángsters en la ciudad norteamericana de Chicago. 
 
Conceptos como “intertextualidad” o “distanciamiento” son fundamentales para entender la obra de Brecht y, en especial, para comprender de qué forma logra invitar al lector a la reflexión a través de un modo absolutamente imparcial.
Su papel como alegoría satírica del ascenso al poder de Hitler en el año 39 tiene como objetivo mostrar la facilidad con la que tal acontecimiento podría volver a producirse. Para ello, Brecht traslada la historia a Norte América y añade un buen número de características procedentes de un género tan proliferante en la época como fue el noir.

Tomando esta ubicación como punto de partida, Brecht pondrá en marcha una serie de procedimientos que conducirán al ya mencionado proceso de distanciamiento. Para conseguirlo, Brecht intenta que los espectadores no puedan identificarse de ninguna forma con sus personajes, alejándolos de una posible inmersión en el mundo ilusorio que podría constituir la obra. La intertextualidad es muy importante para la consecución de este objetivo, ya que al concluir todas las escenas aparece un cartel que alude al acontecimiento real que se acaba de dramatizar. 
Todo esto tiene como fin último la reflexión del espectador sobre la idea central que sobrevuela la obra. 
 
La ascensión del personaje de Arturo Ui, una especie de híbrido entre Al Capone y el führer, se produce a raíz de pura demagogia política, enfatizada por el hecho de que la obra esté escrita en verso. Proliferan a lo largo del relato las citas a Shakespeare, que Ui utiliza en sus discursos para atraer masivamente a las clases populares de Chicago (mayormente encarnadas en el llamado “trust de la coliflor”).

Por otro lado, y además de lo anteriormente mencionado, es preciso enmarcar esta obra dentro del pujante movimiento dramático que a principios del siglo XX tuvo un gran impacto en especial en Alemania: se trata del teatro épico. Este concepto está íntimamente relacionado con el distanciamiento, ya que apuesta por un acercamiento a lo político y social, además de destacar la importancia de la idea central sobre cualquier tipo de artificio. En contraposición al exceso de melodrama del teatro de la época, Brecht apuesta en “Arturo Ui” por el uso repentino de la comedia con el objetivo de romper cualquier conexión emocional con el lector/espectador. La sobriedad de los decorados también queda patente aun sin ver la obra representada, así como el hecho de que en casi todos los personajes confluyen rasgos que definen los conflictos sociales de la época (Ui, Dogbrú, Roma…)

A partir de todos estos elementos, Brecht plasma en “La resistible ascensión de Arturo Ui” de una forma escalofriante la facilidad con la que puede volver a producirse lo que ya aconteció en el año 39 en Alemania. "Resistible" porque si fuéramos conscientes de ello sería mucho más sencillo evitarlo. Hoy en día es habitual pensar en ello como algo lejano sin ningún tipo de cabida en nuestra sociedad actual. Es bueno que obras como esta nos hagan pensar y adoptar una postura más cauta al respecto.

Dos Exposiciones a la vez. “Velázquez y la familia de Felipe IV” y “Las furias”



Como paréntesis a las anteriores tres entradas, en ésta me gustaría hablaros de dos exposiciones que visité en el Museo del Prado el pasado 8 de febrero, cuya belleza y opulencia me parecen merecedoras de ser descritas (brevemente) en este blog.

En primer lugar, me parece importante mencionar que mi presencia en el museo no obedecía a ningún tipo de obligación académica, sino al más puro placer. Junto a la lectura y el cine, la contemplación de cualquier otro tipo de arte me parece de importante obligatoriedad. Por tanto, aproveché mi visita para dar una vuelta por la colección permanente, contemplar mis obras favoritas y enterarme de qué es eso de “las furias”.

En principio, la exposición de Velázquez no me atraía demasiado pues pensaba (denotando cierta ignorancia, dicho sea de paso) que probablemente ya había visto el suficiente número de cuadros del pintor predilecto de El Prado. Qué sorpresa el hecho de encontrarme con cosas nuevas, muy nuevas.
Me enteré de las relaciones entre los reinos europeos y sus políticas matrimoniales, cómo se enviaban retratos de las candidatas a ocupar grandes puestos en capitales europeas, en este caso, sobre todo Viena desde donde también vino una reina para España.
Procedentes de otros museos hay varios retratos importantes: La Infanta María Teresa, 1653, del Metropolitan Museum of Art, The Jules Bache Collection; El Príncipe Felipe Próspero, 1659, del Kunsthistorisches Museum de Viena; de este mismo Museo La Infanta Margarita en azul y oro, 1659, precioso.

Si bien quedé impactado por la belleza de los anteriores, no me agradó tanto la copia del mismo Diego Velázquez del retrato de Inocencio X, 1650, ya que ese lo había visto en Roma, en la Gallería Doria Pamphili, y, aunque el gesto es el mismo (troppo vero) no se puede comparar el color y la luz que desprende el original.
Me sorprendieron también varios retratos de discípulos de Velázquez, sobre todo “La familia del pintor” de Martínez del Mazo.


Como he mencionado antes, no sabía qué eran “Las furias”, y quizás por eso me impresionaron tan profundamente. Se trata de cuadros enormes que representan  castigos para quien se atrevió a ofender a los dioses: Ticio, a quien un buitre devora su hígado (como Prometeo); Tántalo, a quien se le castiga a procurarse comida sin descanso; Sísifo, que debe subir una piedra enorme constantemente, e Ixión, dando vueltas sin fin en una rueda.
Estas figuras se tomaron en 1548 como alegorías de la maldad de los príncipes alemanes que se habían unido contra Carlos V y a quien este había derrotado en la batalla de Mühlberg. Así lo ordenó su hermana María de Hungría que hizo que decoraran un salón de su palacio de Binche.


Los modelos de estas representaciones se tomaron del conjunto escultórico griego de Laocoonte y sus hijos que se había encontrado en Roma en 1506 y que fue modelo para, incluso, Miguel Ángel, que también está en esta exposición.

Mucho escorzo y posturas imposibles que influyeron en pintores tan importantes como José de Ribera, del que hay tres cuadros, y Caravaggio.



GAIMAN, Neil. "The ocean at the end of the lane"



En múltiples ocasiones y en contraposición a la extrema dosis de realidad a la que estamos sometidos día tras día, parece necesario buscar una forma de evadirse. La lectura puede ser una de ellas, por su capacidad para transportarnos a mundos lejanos e inexplorados.
En la más tierna infancia, los libros a los que nos aproximamos son los más inverosímiles, inofensivos y fantasiosos. A medida que dejamos esa etapa de nuestra vida atrás, mostramos una tendencia a acercarnos a novelas en las que se produce un mimetismo con el mundo real, quizá como consecuencia de una progresiva muerte de nuestra imaginación.
El autor norteamericano Neil Gaiman padece de lo que podríamos denominar como síndrome de Peter Pan, y se niega a aceptar este progresivo cambio cada vez más extendido en nuestra sociedad. Gracias a esto, Gaiman nos ha obsequiado con obras que introducen los problemas de la vida cotidiana del adulto medio en un imaginario fantástico sin límites. Las obras de Gaiman tratan temas como la pérdida, el amor y la infancia de una forma ciertamente melancólica pero al mismo tiempo enmarcados en un contexto en que proliferan elementos siniestros y perturbadores.
La novela de la que os voy a hablar no es una excepción a ese respecto. Se trata de “The ocean at the end of the lane” (O “El océano al final del sendero” en una traducción un poco “de andar por casa”).  Esta obra se vendió como “la primera novela para adultos de Neil Gaiman”, cuando esto es algo absolutamente incorrecto. No se trata de una novela para adultos o para niños. Se trata de una novela sobre adultos y niños. O más bien sobre la conexión que permanece entre ambos una vez se cruza el umbral de la madurez y se deja la infancia atrás.
La exploración de un tema tan complejo se lleva a cabo a través de la historia de un personaje anónimo que regresa a la ciudad en la que creció para asistir a un funeral. Una vez allí, encuentra su antigua casa y decide entrar, en un impulso nostálgico y casi involuntario. Sentado en un banco y mientras observa el estanque del jardín de atrás, comienza a recordar que una vez esa pequeña acumulación de agua fue un enorme océano que escondía la Verdad en sus profundidades. A partir de este recuerdo y del de su amiga de infancia Lettie Hempstock, se produce el flashback que articula la totalidad del relato y que narra una serie de turbios acontecimientos padecidos por nuestro protagonista que su mente quiso eliminar.
La deliciosa prosa de Gaiman y la riqueza en detalles por la que se caracteriza son capaces de transportar al lector a un mundo de fantasía y oscuridad en el que todo es apariencia y desconcierto. Un universo paralelo que puede asemejarse a la forma en que los niños observan la crudeza del mundo real, amparándose en su imaginación y descubriendo poco a poco su carácter terrible a la par que fascinante.
Por tanto, la elección de un protagonista anónimo no es asunto baladí, sino que tiene un objetivo muy claro: la identificación suprema del lector con éste. Al no tener un nombre que lo caracterice así como una personalidad definitiva, podría tratarse de cualquiera de los lectores. ¿Quién me dice a mí que no he sufrido una voluntaria leve pérdida de memoria sobre acontecimientos turbios que definieron mi infancia y que no los recordaré al volver a mi ciudad de origen?
Todo el tema del crepúsculo de la infancia presente en el flashback que es “The ocean at the end of the lane” se caracteriza por un tratamiento esencialmente metafórico. Los monstruos y la oscuridad que acechan a nuestro protagonista han llegado con el objetivo de asesinar su inocencia e implantar en ellos la terrible pero necesaria madurez que a todos nos llega. No hay forma de evitarlo, aunque sí de combatirlo para que el hecho no sea tan traumático. Ahí entra en juego la figura de Lettie Hempstock, un personaje heroico y misterioso que con la apariencia de una niña y la mentalidad de un adulto parece haber atravesado el proceso de transición que ahora sufre nuestro protagonista. Lettie ya ha luchado contra sus propios monstruos y adopta el papel de consejera del niño para hacer más fácil dentro de lo posible la confusión y el dolor que está atravesando.
La profundidad y complejidad de los temas abarcados en la novela de Gaiman junto a un tratamiento formal innovador y original, hacen de “The ocean at the end of the lane” una novela absolutamente excepcional que permanecerá en la mente del lector durante mucho tiempo.

Dos conferencias y una exposición



La semana pasada asistí sin previa planificación a una serie de actividades culturales que resultaron ser extremadamente interesantes. Tanto, que les voy a dedicar este espacio en mi blog.

En primer lugar, tuve la suerte de presenciar un par de charlas de dos figuras esenciales para la comprensión del panorama cinematográfico español en la actualidad. Suelo encontrar de gran interés este tipo de conferencias, principalmente porque implican una explicación detallada de las vicisitudes del ámbito al que quiero enfocar mi vida profesional.

La primera conferencia fue en la Universidad Carlos III de Madrid, que tuvo el privilegio de recibir al productor de cine Nicolás Matji, principal causante del apabullante éxito de la película de animación “Las aventuras de Tadeo Jones” el pasado año 2012. Si bien la conferencia no recibió una participación excesiva por parte de los oyentes, fue absolutamente fascinante. 

Cabe destacar la amabilidad y normalidad con la que Matji trató al público desde el primer momento, invitándole a tomar parte activa en el viaje de doce años que supuso la producción de la película. A través de un lenguaje amigable y coloquial nos permitió adentrarnos en las dificultades técnicas y económicas con las que se encontró el equipo de realización del filme así como de la importancia que tiene la suerte en la industria cinematográfica.

Matji comenzó su explicación hablando de los sueños, y de la importancia de perseguirlos sin rendirse o dejarse caer en la desesperación. Sus inicios en la industria tuvieron como motivo principal la voluntad de adaptación de los famosos tebeos de Superlópez. La persistencia en esa voluntad le llevó a la elaboración junto a varios amigos de un simpático personajillo que, eventualmente, se convertiría en Tadeo Jones. El cortometraje original (2004) ganó un Goya y fue preseleccionado a los Oscar, hecho causante de la idea de convertir a Tadeo en el protagonista de una superproducción en formato estereoscópico. Las cifras del largometraje son impresionantes, tanto las del presupuesto como las de la recaudación. La consecución de tales números por parte de una película con pretensiones ciertamente moderadas supone un importante influjo de esperanza en el futuro del cine patrio, así como en la mente de cientos de estudiantes capaces de arriesgarse por la causa, como una vez hizo el señor Matji.

Tanto la segunda conferencia como la exposición de la que hablaré más tarde tuvieron lugar en Soria, pequeña ciudad en la que me crié y a la que suelo regresar de vez en cuando en busca de cierto descanso que actúe como antídoto a mi ajetreada vida de Madrid. Por descabellado que suene, su limitado tamaño y las desventajas que esto supone no parecen tener ninguna repercusión en la vida cultural de la ciudad. Sin ir más lejos, el fin de semana pasado el museo municipal recibió la visita del actual presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Enrique González Macho. 

El tono de la conferencia fue esencialmente distinto a la anteriormente descrita, predominando aquí la seriedad y latente tensión provocadas por la situación por la que hoy en día pasa el cine español, tema que González Macho quiso tratar desde un principio.

Al monólogo inicial en el que el presidente dio numerosos detalles de su experiencia en la materia, así como un breve recorrido biográfico que permitió la inclusión de cierto número de anécdotas, le siguió una ronda de preguntas por parte de la audiencia.

En las dos horas de charla, González Macho destacó la importancia de la cultura en un país que tiene todas las dificultades posibles para el acceso a la misma. Mencionó su postura con respecto al asunto de la piratería, así como con respecto a Internet, “dos cosas totalmente distintas”, recalcó en varias ocasiones (no hay que olvidar que González Macho es propietario de la página web de descargas legales Filmin). Ante la preocupación por parte del público sobre el excesivo precio de las entradas, el presidente recordó a los presentes la gran acogida de la llamada Fiesta del cine, que lleva a cientos de espectadores a las salas, así como el espectacular éxito que está teniendo actualmente la simpática comedia 8 apellidos vascos.

González Macho concluyó esta charla-coloquio animando a los presentes a creer en la cultura de nuestro país pese a los obstáculos que el gobierno deposite en nuestro camino. Un discurso profesional y serio, pero no exento de emoción y motivación.

La última actividad cultural que presencié fue una exposición localizada en la Biblioteca Pública de Soria: “Juan Antonio Gaya Nuño 1913/1976: historia del cautivo”.

En nueve amplios paneles, la exposición rinde homenaje a este importante escritor y crítico de arte nacido en la provincia. En dichos paneles se reconstruye la vida de Juan Antonio Gaya Nuño, desde su niñez en Tardelcuende (Soria) hasta su muerte en Madrid en 1976, y se analiza su obra literaria y su ingente producción de crítica e historia del arte.

Los tres primeros paneles llevan por título frases del propio Gaya: “Aquella mañana fría de Tardelcuende” sobre sus primeros años en el pueblo soriano; “La guerra por antonomasia, la nuestra, la de 1936/1939”” y “Los días del desprecio” sobre el final de la guerra. En el panel 4 con el título “Exilio interior” se hace referencia a las dificultades por las que pasó Gaya para abrirse camino y ganarse la vida en los años posteriores a la guerra. Los paneles 5, 6, 7 y 8 están dedicados a su obra literaria: “El santero de San Saturio”, “Tratado de Mendicidad”, “Historia del cautivo” –probablemente su mejor novela y una de las mejores novelas sobre la guerra de Marruecos- y “Los gatos salvajes” –un libro de cuentos sobre la guerra y la posguerra. El último panel, el 9, se refiere exclusivamente a su faceta como “Historiador y crítico de arte”. “Yo mismo me asusto de las  muchísimas páginas con las que he afligido a editoriales y revistas” –decía el propio Gaya respecto a su abundante producción como crítico de arte. Y es que escribió 624 registros entre reseñas, artículos, prólogos, etc.; de ellos 60 fueron libros.

La exposición se completa con una amplia selección bibliográfica de obras del autor.


Quedé profundamente impactado por esta interesante exposición sobre un grandísimo y, habitualmente, desconocido escritor. Después de este breve recorrido por su vida, he podido leer alguno de sus escritos que recomiendo encarecidamente a todo aquél que sepa disfrutar del placer de la lectura.