STEIN, Gertrude. "Autobiografía de Alice B. Toklas"


Lo primero que es preciso decir de este libro es que el título es engañoso. No es la biografía de Alice Toklas, sino de Gertrude Stein, escritora y poeta estadounidense. La narradora es Alice Toklas aunque casi siempre esté hablando de Gertrude Stein.

Aquellos lectores que tienen la costumbre de ver el final antes de tiempo leerán: “No parece que estés muy decidida a escribir tu autobiografía [dice Gertrude a Alice a quién había animado a contar su vida]. Bueno, pues ¿sabes qué voy a hacer? La escribiré yo”

El libro abunda en anécdotas, retratos y reflexiones que presentan la vida artística y literaria en París durante el primer tercio del siglo XX (Stein había llegado por primera vez a París en 1903) y que tiene su centro en el estudio de Gertrude de la rue de Fleurus, número 27, donde todavía hoy se puede ver una placa  en la fachada, a la derecha de la puerta de entrada, que lo recuerda. Allí se reunían diariamente artistas y escritores del resto de Europa y de América, y allí Alice conoció a Gertrude el primer día que llegó a Paris en 1907. En adelante siempre vivieron juntas.

Toda la “avant-garde” en París aparece en su casa. Matisse, Cézanne, Apollinaire, Juan Gris, Picasso, Braque, Rousseau, Delaunay, Picabia…  hasta el escultor Manolo, un “español raro” amigo de Picasso. A todos compra cuadros (también ellos le regalan obras)  y de esta época es su famoso retrato hecho por Picasso, sin ninguna duda el pintor a quien más tiempo dedica en el libro. Gran amigo suyo habrá una época en que dejarán de hablarse por la dedicación y el apoyo de Stein a Juan Gris, muy desfavorecido y siempre viviendo con estrecheces económicas, y por quien Picasso no sentía ninguna simpatía.

Numerosos escritores europeos y americanos, como Hemingway, Mildred Aldrich, T.S. Eliot, Ezra Pound, Tristan Tzara, Fitzgerald (de quien, después de leer “A este lado del paraíso”, dirá que sus “obras serán leídas cuando muchos de los más famosos escritores que fueron sus contemporáneos hayan dejado de ser leídos”), músicos como Satie, bailarines como Nijinsky, Isadora Duncan… de todos se habla en el libro.

Un hecho importante para ellas es la Gran Guerra que, inevitablemente, las llevará, como a toda Europa  a otra vida muy distinta. En el libro se habla del desconcierto ante la noticia de su inicio; de cómo pasan buena parte de ella en España (Mallorca), donde ya habían estado antes (en Ávila, Madrid, Cuenca, Barcelona:“fuimos a España varias veces y cada ve me gustó más”)  y de la participación  de Gertrude Stein, conduciendo su peculiar Ford, en la entrega de la ayuda del Fondo Norteamericano para el pueblo francés.

Durante los casi 30 años que vivieron juntas viajaron mucho por Gran Bretaña, la Provenza, España, el sur de Francia, Italia, casi siempre alojándose en casa de amigos y conocidos.

En el párrafo anterior a aquel donde Gertrude manifestaba su intención de escribir la autobiografía de Alice, le hace decir a esta  “soy una buena ama de casa, soy una buena jardinera, hago muy bien las labores de punto, soy una buena secretaria, una buena editora y sé cuidar perros…” En efecto, mientras Gertrude leía y escribía continuamente, da la impresión de que Alice se ocupaba de todo. Llegó hasta convertirse en editora de las obras de Stein, al no encontrar a nadie que fuera capaz de atreverse a publicar unos textos personalísimos, con un estilo muy peculiar y difícil de desentrañar su significado. Escribía más de lo que le publicaban y su exigencia como escritora no le permitía bajar el nivel ni adaptarse a lo corriente. Se negaba a que pusieran comas a sus textos para hacerlo más “vendible”. Ella decía “escribo para mí y los desconocidos” [que le entendieran].

A Gertrude Stein se la recuerda por  “una rosa es una rosa es una rosa es una rosa”. Alice [Gertrude] dice que fue ella quien lo descubrió en uno de los manuscritos de la autora e insistió en que “lo pusiera a modo de lema en el membrete de sus cartas, en los manteles y en todos los sitios en que Gertrude Stein me permitiera ponerlo. Y estoy muy contenta de haberlo hecho”

Alice Toklas llegó a escribir su autobiografía, “Lo que se recuerda”, publicada en 1963. Mary Cantwell , esposa de Robert Lescher, agente literario de Alice, la recuerda en su libro “Érase una vez Manhattan” frágil y quisquillosa con la comida, católica devota, “como solo puede serlo una conversa”· Aunque murió en 1967 el libro que estamos comentando acaba en 1946, año de la muerte de Gertrude Stein.

Lo más sorprendente de esta “autobiografía” es su importancia como documento histórico que representa de una manera fiel y veraz los círculos más influyentes del París de comienzos del XX. Trata de forma cronológica el progresivo ascenso de Stein en la escala social, además de la manera en que ésta articula sus acciones en torno a una vida absolutamente dedicada al público.
Stein niega la posición de la mujer de la época y decide adoptar el papel del hombre. El desfile de celebridades que tiene lugar en su casa día tras día parece no tener fin, y la autobiografía refleja de forma certera su actitud “de cara a la galería”.
Pero en la postura que adopta Stein está también implícita la reivindicación de un modelo femenino alternativo al propugnado por la sociedad, en la que la mujer quedaba relegada al espacio doméstico. Stein se rebela contra esto y adopta una actitud notablemente masculina que está presente tanto en sus acciones (el papel tan importante que ejercía en espacios normalmente dedicados al hombre) como en su propia escritura (adopta una práctica muy propia del hombre, que es la de ser engreído, la postura del pavo real, cuando la mujer siempre viene asociada con la modestia y el recato).
El carácter de Stein, así como sus círculos más habituados, su relación con B.Toklas y su amistad con Pablo Picasso (excepcionalmente tratada en la obra) fueron representados cinematográficamente, si bien de forma breve, por Woody Allen en “Midnight in Paris” (2011).

El valor de la autobiografía de Alice B. Toklas como documento representativo de una época puede aplicarse de la misma forma al film de Allen, en el que el director expone su visión de aquellos años de una forma certera y con algún tinte surrealista. El desfile de artistas del París de la primera década de los XX  puede equipararse al presente en la obra de Stein, además de suponer una magistral guía para todo aquel que tenga intención de iniciarse en el arte modernista.

Interpretada por Kathy Bates, el personaje de Stein está presente en pocas escenas, pero la inteligencia, influencia y brillantez que desprende en su “Autobiografía de Alice B. Toklas” ha sido captada a la perfección.

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